Mostrando entradas con la etiqueta falame do teu. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta falame do teu. Mostrar todas las entradas

miércoles, 2 de diciembre de 2009

EL CARMÍN DE LA ESPERANZA

No puedo dar una adecuada descripción del Campo de Horror en el que mis hombres y yo tuvimos que pasar el siguiente mes de nuestras vidas. Apenas si era un yermo desierto, pelado como un corral de gallinas. Los cadáveres estaban en todos lados, algunos en pilas enormes, a veces de a uno, o en parejas, ahí donde habían caído. Llevó cierto tiempo acostumbrarse a ver hombres, mujeres y niños colapsar a medida que uno caminaba entre ellos, y contenerse de ir en su ayuda. Uno tenía que acostumbrarse pronto a la idea de que el individuo no contaba. Uno sabía que quinientos se morían por día, y quinientos agonizarían por semanas antes que nada de lo que hiciéramos tuviera el mínimo efecto. No era, sin embargo, nada fácil ver a un niño atragantado de difteria cuando sabíamos que una traqueotomía y cuidados médicos podrían salvarlo; uno veía mujeres ahogadas en su propio vómito porque estaban demasiado débiles, y hombres comiendo gusanos aferrados ávidamente a media rebanada de pan, sólo porque tuvieron que comer gusanos para sobrevivir y ya apenas podían notar la diferencia. Pilas de cadáveres, desnudos y obscenos, con una mujer demasiado débil para mantenerse parada por sí sola apoyada en ellos mientras cocinaba la comida que le dimos en una fogata; hombres y mujeres acuclillados por todas partes en el descampado, evacuando debido a la disentería que erosionaba sus intestinos; una mujer parada, desnuda por completa, lavándose en una especie de sopa en un tanque en el que flotaban los restos de un niño. Fue poco después de que vino la Cruz Roja británica, pese a que puede que no haya conexión, cuando llegó una gran cantidad de lápiz labial. No era en absoluto lo que nosotros queríamos: gritábamos por cientos y miles de otras cosas y no sé quién pudo haber pedido lápiz labial. Me encantaría poder descubrir quién lo hizo, porque fue la acción de un genio, pura lucidez sin adulterar. Creo que nada hizo más por esos internos que el pintalabios. Las mujeres se veían acostadas en la cama sin sábanas ni camisón, pero con labios en rojo escarlata, uno las veía dando vueltas por ahí con nada excepto una manta sobre sus hombros, pero con labios en rojo escarlata. Ví una mujer muerta en la mesa post mortem, aferrando con su mano un lápiz de labio. Al fin alguien había hecho algo para hacerlos individuos de nuevo, ahora eran alguien, ya no meramente un número tatuado en el brazo. Al fin podían interesarse genuinamente en su aspecto. Ese pintalabios empezó a devolverles su humanidad.


Así comenzó Toni Segarra con
el manifesto de Banksy la conferencia que cerraba "Falame do teu" ... y en este tono pasamos dos cortas horas y media. A su derecha Rafa Antón que nos mostró su conferencia más personal.

jueves, 19 de noviembre de 2009

NO ESTAMOS LOCOS QUE SABEMOS LO QUE QUEREMOS

Días después sigo dándole vueltas a las conclusiones personales que obtuve tras la conferencia de esta semana en "Fálame do teu" que expuso Juan Nonzioli (integrante de Shackleton).

Nada tiene que ver la teoría que nos dan con lo que es la vida real. Viendo las caras de ilusión con las que cada semana se enfrentan a nosotros en estas charlas, gente que ya considero como de los "grandes", deseo, cada vez más, salir al mundo que nos está esperando ahí fuera (pero para el que todavía queda mucho) y dejarme la piel en cada proyecto.


Creo que este lunes nos demostró que debemos tener unos principios, hacer y apostar por lo que creemos y no rendirnos fácilmente. La buena publicidad existe y Shackleton es una muestra de ello.

La palabra frase más repetida fue, sin duda, hacer ruído. Y es que en eso está la clave muchas veces. No provocar ese ruído pero si lograrlo haciendo lo que mejor sabemos. La movilización hace el cambio....


Y es que desde fuera veo al publicista como a un ser sensible a la captación de emociones y que, por su trabajo, tiene la suerte de sentir y transmitirlas todas; diversión, tristeza, alegría, llanto... para todo hay un momento.


Os dejo con un éxito de Shackleton